martes, 11 de julio de 2017

La Sagra: Un Pecio en el Altiplano Granadino

Emergiendo, imponente y solitaria del altiplano granadino, surge una singular y grandiosa masa rocosa conocida como La Sagra.
Su inconfundible silueta es visible desde multitud de alineaciones montañosas de todo el sureste español. Es igual, desde las sierras de Cazorla o Filabres, Nevada, María, Estancias, Segura, Seca, Castril…, se alza señorial en el paisaje.
La montaña recuerda los restos de un viejo naufragio. Da la distintiva forma de un navío con su casco vuelto al revés, con la quilla mirando al cielo y la cubierta posada sobre el fondo marino. Y algo así viene a ser, porque este prominente monte se eleva majestuoso sobre un irreconocible lecho que mucho tiempo atrás cubrían las aguas, hoy desaparecidas: un «pecio» en el altiplano granadino.
Con sus 2.381 metros de altitud se yergue como la cima más alta al norte de Sierra Nevada en todo el sureste peninsular, sólo superada en todas las cordilleras Béticas por las grandes cumbres de la citada sierra. Es el punto culminante de la Cordillera Subbética. También, ostenta ser el pico calizo más  elevado de Andalucía. Si nos atenemos a su prominencia, únicamente es superada en todo el territorio peninsular por el Mulhacén y la Torrecilla (Cordillera Penibética), Aneto (Pirineos), Torre Cerredo (Cordillera Cantábrica) y Almanzor (Sistema Central).
Por el nombre de La Sagra se conoce tanto a la sierra como al pico que la conforma.
La sierra de La Sagra se encuentra dentro de los términos municipales de Huéscar y Puebla de Don Fadrique, en especial, tanto por extensión como por hallarse la cumbre, en el primer municipio.
Imagen. La ruta.
Algunos de los datos más relevantes de la ruta son los que a continuación se indican:
- Mapas: Mapa Topográfico Nacional de España, 1:50.000, Canal de San Clemente, Hoja 929; Mapa Topográfico Nacional de España, 1:25.000, Pico de la Sagra, Hoja 929-II.
- Itinerario: Cortijo del Collado de Abajo (1.475 m) – el Embudo – Pico de la Sagra (2.381 m) – la Pedriza – Cortijo del Collado de Abajo (1.475 m).
- Tipo de vía: Pista, senda, a campo través y pedregal.
- Longitudes:
- Tramo Cortijo del Collado de Abajo – el Embudo – Pico de la Sagra: 3.700 m.
- Tramo Pico de la Sagra – la Pedriza – Cortijo del Collado de Abajo: 4.000 m.
- Total: 7.700 m.
- Desnivel: 906 m.
- Prominencia de la montaña: 1.408 m.
- Pendientes:
- Tramo del Embudo: 65 %.
- Tramo de la Pedriza: 65 %.
- Duración:
- Ida: 2 horas y 30 minutos.
- Vuelta: 1 hora y 15 minutos.
- Total: 3 horas y 45 minutos.
- Nivel de dificultad según criterios MIDE: severidad del medio natural: 3; orientación en el itinerario: 3; dificultad en el desplazamiento: 3; cantidad de esfuerzo necesario: 3.
- Acceso: En la Puebla de Don Fadrique se toma la carretera A-317 (indicación: Santiago de la Espada y Ermita de las Santas) (sentido oeste); posteriormente, se toma la GR-9100, hasta llegar a los Collados de la Sagra (Cortijo del Collado de Abajo).
- Observaciones: Existe la posibilidad de contemplar varios ejemplares de secuoyas gigantes en la zona de La Losa, a la altura de la carretera A-4301, justo al sur del cruce con la GR-9100.
El punto de partida de la ruta es el denominado Cortijo del Collado de Abajo (1475 m).
Imagen. La Sagra. Vista de la montaña desde el Cortijo del Collado de Abajo —hacia el sur—. Está orientada en dirección suroeste-noreste.
Empezamos a caminar por un camino de tierra que se dirige hacia el sur, en dirección a la sierra (el que se observa en la imagen anterior). Éste se comunica con la carretera a través de una verja.
La aproximación a la montaña es muy cómoda aprovechando esta vía. Ésta discurre por terreno claro y de sembrados al principio, ganando porte poco a poco la vegetación, arbustos y árboles más tarde, terminando el camino en un espeso pinar. Las especies son las típicas del bosque mediterráneo: encinas, pinos, enebros, sabinas…
Imagen. La pista entre el pinar. Al fondo, la característica forma del Embudo en su parte más alta. Detrás de la zona de mayor cota de la fotografía, a la derecha, se oculta a nuestra vista la ansiada cima.
El camino a seguir siempre va a ser el que se intuye en su traza como de mayor paso o relevancia, ya que en varios lugares del trayecto aparecen derivaciones. Al llegar a un punto del recorrido con una bifurcación muy bien marcada se tomará el camino de la derecha.
Imagen. La bifurcación.
Imagen. El pinar gana en densidad: nos acercamos al Embudo. El pertinaz arbolado consigue ocupar la escarpada falda de la montaña hasta los 1.800 metros de altitud aproximadamente.
Imagen. El camino se transforma en una senda bajo el pinar.
La variedad de pino que sirve de cobijo a las inclemencias del tiempo es el pino salgareño (Pinus nigra salzmannii).
De repente se tropieza con los despojos pedregosos amontonados en la parte baja del Embudo. Los pinos dejan de brindarnos su amparo y la senda poco a poco se desvanece para convertirse en un campo a traviesa por la fuerte ladera: comienza el verdadero abordaje al casco de La Sagra.
Imagen. Iniciando el ascenso por el Embudo se levantan unos inmensos acantilados calcáreos, restos ruinosos del lecho de un antiguo mar, allá por el período Jurásico. Que de esos lodos mesozoicos vengan estos relieves cuaternarios se debe a la actual Orogenia Alpina.
Imagen. La masa de derrubios marca el camino hacia la zona más angosta del Embudo, único paso posible por esta zona, donde los abruptos e infranqueables escarpes rocosos dejan paso hacia la cresta de la sierra.
Imagen. El Embudo en su primer tramo. El terreno libre de arbolado y situado a una menor altitud es el paraje conocido como los Collados de la Sagra, lugar desde donde hemos partido.
Imagen. La vida abriéndose paso al borde del despeñadero.
Imagen. En las angosturas del Embudo.
Por este canal desaguan las bravas aguas precipitadas en parte de la ladera septentrional de La Sagra, haciendo camino en busca del río Huéscar o Bravatas, discurriendo al pie de la sierra para tributar sus aguas al río Guadalquivir.
Resulta sumamente asombroso, pensar que podríamos denominar al río conocido por los nombres de Huéscar o Bravatas, por extensión, también como Guadalquivir, y no estaríamos del todo errados, ya que estudios recientes han determinado que el nacimiento natural del gran río de Andalucía se situaría en la Fuente de los Agujeros, sita en el barranco homónimo, afluente éste del río Huéscar, en la sierra de Guillimona, perteneciente todo este conjunto al macizo de la Sierra de La Sagra. Dicho paraje podemos situarlo en la fotografía en la alineación montañosa que aparece en la zona superior-derecha. En modo alguno, esto viene a cambiar el hecho de que el nacimiento oficial del río quede ubicado en la Cañada de las Fuentes, dentro del municipio jiennense de Quesada, en la Sierra de Cazorla.
Imagen. El Embudo, algo más arriba, en su franja media-alta.
La zona conocida como el Embudo no deja de ser desde el punto de vista natural un torrente de montaña. En él se distinguen las tres grandes partes características de estos cauces: la parte alta —desde donde está tomada la instantánea—, o cuenca de recepción, en la cual se recogen las aguas torrenciales y se produce una fortísima erosión; la zona media, o canal de desagüe, lugar estrecho y profundo, con una marcada forma en sección de «V» —distinguible perfectamente en la fotografía, al perfilarse sus paredes con el verde del pinar—; la parte baja, o cono de deyección, en el cual predomina la sedimentación de todos los materiales desgajados de más arriba —correspondiéndose con el pedregal que inicia la ascensión del Embudo—.
Imagen. La parte más alta del Embudo.
Se intuye la característica forma de anfiteatro de la zona más alta del torrente. A estas alturas, las calizas jurásicas que conforman esta fracción del macizo están acompañadas por una escasa vegetación de alta montaña, como pueden ser los piornos.
Se descubre la inclinación de los estratos de calizas hacia el sureste —hacia la vertiente contraria a la del Embudo—. Éste en apariencia íntimo detalle rocoso, es un factor determinante en la existencia, forma y silueta de esta magnífica e imponente montaña.
Imagen. El Embudo visto desde la cresta de la sierra. La pendiente ronda el 60 %.
Imagen. La cresta de la sierra hacia Levante.
Una vez superado el Embudo, se coge una cómoda senda, hacia la derecha (suroeste), que conduce a lo largo de la cresta de la montaña, «por la quilla del barco hundido», hasta la mismísima cumbre.
Imagen. Fósiles de antiguas criaturas —bivalvos—, del período Jurásico, amalgamados con el antiguo barro calcáreo de un añejo mar, dando lugar a una roca caliza. Muestra recogida en la ladera septentrional de La Sagra.
Aquí tenemos la prueba irrefutable de estar moviéndonos sobre el fondo marino de un antiquísimo océano —el Mar de Tethys—, en sentido figurado: «un pecio en el altiplano granadino».
Imagen. El Pico de la Sagra a tiro de piedra.
Imagen. En la cumbre de La Sagra. Al fondo, el Parque Natural de la Sierra de Castril.
Según el Instituto Geográfico Nacional el vértice geodésico de la Sagra se encuentra a 2.381 metros sobre el nivel del mar en la ciudad de Alicante. Como puede apreciarse sobre el hito existe cierta discrepancia en referencia a la altura.
En la base de una las facetas del poste se halla una caja metálica que alberga el «Libro de Visitas» de la cima.
Se invierten unas 2 horas y 30 minutos en recorrer unos 3,7 kilómetros y salvar algo más de 900 metros de desnivel, que dista la cumbre de La Sagra del punto de partida de la ruta, los Collados de la Sagra.
Imagen. El grupo al completo posando junto al vértice. De derecha a izquierda: José Carlos, Pepe, Ana, servidor y Paco.
En el descenso se emplea 1 hora y 15 minutos en andar los 4 kilómetros que separan la cima del inicio-final de la ruta. El itinerario es el mismo, con la salvedad de la bajada, que se perpetra por la Pedriza, situada algo más al noreste que el Embudo y paralelo a éste, alcanzándola al seguir la senda que atraviesa toda la cresta.
Imagen. Un desamparado dando sus primeros y vacilantes pasos por el inicio de la Pedriza.
Alguien con una buena técnica de bajada por estos terrenos pedregosos puede cubrir el enorme desnivel existente en la Pedriza en un tiempo mínimo.
Imagen. La Pedriza vista desde arriba.
El acanalado canchal no deja de ser un depósito rocoso, un peñascal, formado en la ladera de la montaña a una elevada altura por la acción de la meteorización física (acción hielo-deshielo).
La pendiente, de enorme extensión, continua y mantenida en su ángulo, rondando el 60 %, puede hacer de la bajada una experiencia vertiginosa, e incluso divertida, no exenta de riesgos.
Imagen. Ejemplares de pino salgareño, a media ladera, recortándose contra el paisaje.

Juan Pedro Rubio

Fuentes consultadas

-          Mapa Topográfico Nacional de España
-          Mendikat: Sagra, La (2.381 m)
-          Wikipedia


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